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MANTENIMIENTO INTEGRAL Y FACILITY MANAGEMENT

Rango de temperaturas ideal en el trabajo

La llegada del calor suele llegar acompañada de una disputa por el poder del mando del aire acondicionado. Si bien se hace difícil llegar a un acuerdo total, podemos guiarnos por unas pautas que nos permitan conseguir una temperatura ideal en la oficina.

Pero, ¿por qué es importante la temperatura en el trabajo? La primera de las razones es por comodidad, ya que la oficina suele ser uno de los lugares en los que pasamos más horas al día. Otra razón es por rendimiento, un entorno de trabajo agradable favorece que el trabajador pueda concentrarse mejor en su trabajo. E incluso en los casos más extremos, la falta de regulación puede llegar incluso a provocar discusiones que pueden romper el buen ambiente laboral que tanto cuesta crear. La última de las razones, pero no menos importante es la salud. Una mala regulación del aparato de aire acondicionado puede generar malestar, resfriados y otras enfermedades.

La prueba de la importancia de encontrar la temperatura ideal en la oficina la encontramos en que incluso el Gobierno se ha manifestado sobre ella en varias ocasiones a través del BOE. La primera en 1997, donde en el anexo número III regulan las condiciones ambientales de los lugares de trabajo. También se hizo referencia en 2009 para anunciar modificaciones en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, aprobado por Real Decreto en 2007.

En la primera de ellas delimita el margen de temperaturas en el trabajo entre los 17ºC los 27ºC, con porcentajes de humedad comprendidos entre el 30 y el 70. La segunda es más específica diferenciando la temperatura conseguida a través de calefacción, la cual no debe superar los 21ºC. Y la que se consigue mediante refrigeración, que no debe ser inferior a 26ºC.

Si bien es difícil encontrar la cifra exacta, los fabricantes también se manifiestan sobre cuál es la temperatura ideal en cada época del año. Por ejemplo BAXI, sitúa este abanico de temperaturas entre los 20ºC y 22ºC en invierno y los 24ºC y 26ºC en verano. Números muy similares a los que rige el reglamento del Gobierno.

Todo esto siempre teniendo en cuenta la temperatura exterior, para asegurarnos de que no supone un contraste demasiado brusco al entrar o salir de la oficina. Hacer los cambios de temperatura de manera gradual supone además un ahorro en el consumo de energía, evitando además el sobreesfuerzo que supone para el aparato y alargando su vida útil.

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