En la actualidad, consumir energía eficientemente se ha convertido en una de las principales preocupaciones presentes en cualquier ámbito. Esta idea se extiende desde el ámbito doméstico al profesional e incluso a las propias instituciones, sin excepción.
En el sector profesional, una instalación eficiente resulta todo un punto estratégico. Pues esta no sólo afecta a los costes operativos, sino también al bienestar de los trabajadores. En muchos casos también tiene incidencia directa en su eficacia en el proceso comercial, afectando directamente al proceso de compra.
Nos encontramos en plena era de lucha contra el calentamiento global y transición hacia alternativas energéticas limpias. A través de pequeñas acciones en las rutinas diarias se consigue avanzar, pues todas ellas suman para lograr grandes objetivos.
Algunos de estos actos sirven para ahorrar energía en la oficina, logrando así un espacio de trabajo sostenible y eficiente.
¿Por qué ahorrar energía en la oficina?
Por lo general, las personas suelen pasar buena parte de su tiempo en su lugar de trabajo. Para lograr reducir la huella ecológica no es suficiente con actuar de manera responsable tan solo en casa.
Una de las principales razones que se plantea para ahorrar energía en la oficina es lograr reducir el impacto de nuestras acciones en el mundo. Así se puede conseguir reducir la huella ambiental evitando crear más contaminación.
La mayoría de los equipos de la oficina, como aires acondicionados, producen gases como el CO2, que afectan negativamente a la atmósfera y producen contaminación. Además, suelen tener una potencia mucho mayor que los domésticos, por lo que sus niveles de consumo son equivalentes.
Otra razón que se debe tener en cuenta es el nivel de coste que produce un alto consumo energético. Pues la factura puede dispararse a causa de la utilización prolongada e ineficiente de los equipos.
Por tanto, ahorrar energía en la oficina permite cuidar del medioambiente y reducir costes, dos acciones que benefician a todos.
Técnicas de ahorro de energía en la oficina
Las siguientes, son algunas recomendaciones a seguir para ahorrar energía en la oficina.
Seguro que, aplicando una o varias de estas ideas, el consumo energético desciende considerablemente.
Apagar las luces cuando no se estén usando.
Muchas oficinas pasan todo el día con las luces encendidas, aunque dispongan de luz natural o estén vacías. Esto representa un total desperdicio de energía el cual se ha de evitar a toda costa.
Los temporizadores de apagado y detectores de movimiento son algunas de las tecnologías más extendidas para ahorrar en este aspecto.
Invertir en iluminación LED.
Las luces LED utilizan menos energía y cuentan con una vida útil más extensa. La luz blanca es más beneficiosa y agradable para la mayoría de las personas. Varios estudios han demostrado que incluso mejora la productividad en las zonas de trabajo donde se ubican.
Su implantación no supone un gran desembolso, ya que tan solo es necesario cambiar las bombillas. Además, gracias a su mayor eficiencia, consiguen amortizar la inversión realizada en tiempos realmente cortos.
Uso eficiente del aire acondicionado.
Lo ideal sería depender al mínimo de los equipos de climatización, aunque eso no siempre es posible.
Asegurarse de cerrar puertas y ventanas al utilizarlo, usar vestimenta adecuada o ventilar en las horas de menos calor son medidas necesarias para no disparar su uso y consumo.
Para su uso eficiente y sostenible, será necesario además que el equipo cuente con un mantenimiento adecuado. Realizar la sustitución de filtros y revisarlo periódicamente es esencial para que funcione correctamente.
Finalmente, resulta importante regular la temperatura de manera responsable. Tanto fabricantes como instituciones sitúan esta temperatura de confort alrededor de los 26 grados. Pues cada grado de menos incrementa entre un 5-7% el consumo del aparato.
Utilización eficiente de la energía de los equipos informáticos de la oficina.
Del mismo modo, los equipos de poco uso como impresoras o escáneres, pueden permanecer desconectados mientras no se utilicen. Procurar que cuando no se usen estén apagados o en modo de hibernación es una forma de no malgastar energía.
También evitar que los monitores queden en modo stand-by, pues sólo mantener encendido el piloto ya consume energía.