Reducir el consumo de energía es mucho más que una mera tendencia, es una auténtica necesidad para que las empresas ahorren, pero también para cuidar del medioambiente. Por eso, la gestión energética se ha convertido en un tema de especial trascendencia.
En qué consiste la gestión energética
La gestión energética engloba un conjunto de medidas que están destinadas a planificar la producción y el consumo de energía por parte de todos los agentes de la sociedad. Además, abarca un conjunto de actividades y prácticas que quieren garantizar que la energía proceda, cada vez más, de fuentes renovables y que, a la vez, se utilice de una forma eficiente y sostenible.
No se puede hablar de un único sistema de gestión energética porque hay muchas formas de alcanzarla. Por ejemplo, a través de auditorías energéticas que identifiquen áreas de mejora; estableciendo objetivos de ahorro y predefiniendo planes de actuación para alcanzarlos; o impulsando la utilización de fuentes de energías renovables.
Cuáles son sus objetivos
Su fin primordial es conseguir una utilización responsable de los recursos energéticos, maximizando la producción y reduciendo el consumo todo lo posible.
Algunos de los objetivos más destacables son:
Reducción del consumo de energía
Dado que para su obtención todavía son necesarias fuentes no renovables, es preciso reducir el consumo para conservar esos recursos que son finitos.
Minimización de costes
Una mayor eficiencia energética consigue un ahorro significativo en la factura de energía de las empresas y de los grandes espacios.
Mitigación del cambio climático
Al emplear mejor la energía, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y se mitigan los efectos del calentamiento global.
Mejora de la competitividad empresarial
Las empresas que son capaces de gestionar mejor el uso de la energía pueden reducir sus costes y aumentar la rentabilidad, de lo que se deriva una mayor competitividad a nivel nacional e internacional.
Alcance de los objetivos de desarrollo sostenible
Una de las finalidades últimas de la gestión energética es que los países cumplan los compromisos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas.
Qué beneficios aporta la gestión energética
Cumplimiento de la normativa
Mejorar la eficiencia energética no es algo voluntario, sino que comienza a ser algo que viene impuesto legalmente. Por eso, adoptar medidas de gestión de la energía permite a las entidades estar al tanto de las obligaciones legales y evitar sanciones.
Mejora la imagen de la marca
En un entorno en el que la responsabilidad social corporativa (RSC) es cada vez más importante para mejorar la reputación de las empresas, adoptar un sistema de gestión energética ayuda a que la imagen que se proyecta de cara a los consumidores sea más positiva.
Cuidado de la salud
Un menor y mejor consumo energético reduce las emisiones contaminantes y mejora la calidad del aire, lo cual repercute de forma positiva en la salud de los ciudadanos.
La gestión energética es un proceso que las empresas tienen que abordar en el momento presente para garantizar un mejor futuro. Si su entidad quiere sumarse a este reto, puede contar con la ayuda de nuestros expertos en mantenimiento.